miércoles, 5 de agosto de 2009

lunes, 20 de julio de 2009

Microrrelatos II


Procesos

Los relatos y el amor surgen de la misma manera: un día cualquiera encuentras por casualidad a esa persona que lo origina todo. Al principio sólo la sigues con una mirada curiosa; vigilas sus movimientos, pero nunca ocupas su espacio. Un día buscas reflejarte en su mirada. Se encuentran. Dejas de ser testigo y comparten: ríen, lloran, discuten. Vigilas que se cumpla cada uno de sus deseos, aun cuando algún día dejas de ser parte de ellos. Duele, pero continúas. Vuelves al principio, pero ahora sólo en recuerdos: desandas sus pasos y escribes su historia.

carlos lópez-aguirre
Barcelona, 17 de julio de 2009

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La incertidumbre

No sé ni cuándo ni dónde será el siguiente. No tengo miedo, pero me come la incertidumbre. Tengo los nervios crispados desde el fin de la tregua o alto al fuego o como se llame. Fue una suerte que no estuviera en Barajas, pero desde ese día estoy convencido de que estaré en el siguiente aunque nada ni nadie me diga que así será. Lo único que quiero es que pase ya para terminar por fin con esta duda.
Suena el teléfono, contesto y escucho la voz a lo lejos que me habla de un lugar, de mucha gente, de pánico, de cuatro explosiones consecutivas. Cuelgo todavía con la incertidumbre en el cuerpo, esta vez no me ha tocado. Subo al auto mirando hacia ambos lados de la calle, oscura y vacía. Arranco con suavidad, mientras aguanto la respiración, esperando que no se mueva el explosivo en el maletero.

carlos lópez-aguirre
Barcelona, 5 de julio de 2007
(Publicado el 27 de julio de 2007 en el Suplemento Verano del Periódico de Catalunya para la serie Perio-relatos)

miércoles, 24 de junio de 2009

Microrrelatos I


El miedo del náufrago

Era mi diluvio, pero no mi barca. Me dejé llevar por su corriente de aguas salvajes y correr el riesgo de nadar en sus remolinos. Me sorprendía con sus continuas tempestades; tormentas eléctricas que hacían retumbar mi corazón aburrido. A veces me acariciaba regalándome alguna tregua, eran tardes de calma, donde sólo dejaba caer pequeñas gotas para descansar tranquilo sobre sus aguas. Pero un día comprendí que acabaría hundiéndome, cansado de tanto nadar entre la tempestad y la calma. Entonces le dije adiós, su lluvia se convirtió en llanto y mi temor en arrepentimiento. Ahora ella riega otras almas y yo navego en otros ríos.

carlos lópez-aguirre
Barcelona, 11 de junio de 2009

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El secreto


Cuando viera su dibujo sobre la Inmaculada Concepción, seguro que comprendería el mensaje, pensó. Sólo era cuestión de que ella lo observara con detenimiento, para que encontrara plasmados en él sus ojos, su cabello y sus manos. Se lo mostraría después de misa, pues ambos compartían cada domingo su pasión por la pintura, aunque con el paso de los meses, él estaba más concentrado en el lienzo de su piel. Tan sólo de recordarla, su cuerpo se estremeció. No quiso pensar más, guardó el dibujo con cuidado bajo el altar y se alisó la sotana. Los primeros parroquianos empezaban a llegar.

carlos lópez-aguirre
Barcelona, 16 de junio de 2009