Procesos
Los relatos y el amor surgen de la misma manera: un día cualquiera encuentras por casualidad a esa persona que lo origina todo. Al principio sólo la sigues con una mirada curiosa; vigilas sus movimientos, pero nunca ocupas su espacio. Un día buscas reflejarte en su mirada. Se encuentran. Dejas de ser testigo y comparten: ríen, lloran, discuten. Vigilas que se cumpla cada uno de sus deseos, aun cuando algún día dejas de ser parte de ellos. Duele, pero continúas. Vuelves al principio, pero ahora sólo en recuerdos: desandas sus pasos y escribes su historia.
carlos lópez-aguirre
Barcelona, 17 de julio de 2009
Barcelona, 17 de julio de 2009
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La incertidumbre
No sé ni cuándo ni dónde será el siguiente. No tengo miedo, pero me come la incertidumbre. Tengo los nervios crispados desde el fin de la tregua o alto al fuego o como se llame. Fue una suerte que no estuviera en Barajas, pero desde ese día estoy convencido de que estaré en el siguiente aunque nada ni nadie me diga que así será. Lo único que quiero es que pase ya para terminar por fin con esta duda.
Suena el teléfono, contesto y escucho la voz a lo lejos que me habla de un lugar, de mucha gente, de pánico, de cuatro explosiones consecutivas. Cuelgo todavía con la incertidumbre en el cuerpo, esta vez no me ha tocado. Subo al auto mirando hacia ambos lados de la calle, oscura y vacía. Arranco con suavidad, mientras aguanto la respiración, esperando que no se mueva el explosivo en el maletero.
No sé ni cuándo ni dónde será el siguiente. No tengo miedo, pero me come la incertidumbre. Tengo los nervios crispados desde el fin de la tregua o alto al fuego o como se llame. Fue una suerte que no estuviera en Barajas, pero desde ese día estoy convencido de que estaré en el siguiente aunque nada ni nadie me diga que así será. Lo único que quiero es que pase ya para terminar por fin con esta duda.
Suena el teléfono, contesto y escucho la voz a lo lejos que me habla de un lugar, de mucha gente, de pánico, de cuatro explosiones consecutivas. Cuelgo todavía con la incertidumbre en el cuerpo, esta vez no me ha tocado. Subo al auto mirando hacia ambos lados de la calle, oscura y vacía. Arranco con suavidad, mientras aguanto la respiración, esperando que no se mueva el explosivo en el maletero.
carlos lópez-aguirre
Barcelona, 5 de julio de 2007
(Publicado el 27 de julio de 2007 en el Suplemento Verano del Periódico de Catalunya para la serie Perio-relatos)
1 comentario:
qué bueno!!
bum!
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