jueves, 4 de diciembre de 2008

Un curioso mito llamado Bolaño

Cuando todos los seguidores de Roberto Bolaño creían que 2666 era su última obra, aparece el agente literario Andrew Wylie y se saca de la chistera una obra inédita que lleva por título El Tercer Reich.

La aparición de este manuscrito alimenta una vez más el mito del escritor chileno. Bolaño puede ser comparado con esos grandes pintores que tuvieron un tibio reconocimiento en vida y un gran éxito después de muertos. En México, antes del 2003, año de su fallecimiento, Bolaño era apenas conocido. En España sus libros se venden a buen ritmo desde ese año a diferencia de 1996, cuando Jorge Herralde, editor de Anagrama, le publicó por primera vez una novela, Estrella distante, de la cual apenas se vendieron 951 ejemplares*. Entonces, ¿de qué manera Bolaño se convirtió en un mito?

Lo prematuro de su muerte puede ser un motivo. Contaba con apenas 50 años y estaba en el mejor momento de su carrera literaria. Otro factor, pero en este caso dentro de su obra, son los protagonistas de sus historias: escritores, críticos literarios o gente que tiene que ver directamente con la literatura. Tal vez esta sea la razón por la que decenas de escritores, en especial jóvenes, sean sus principales seguidores. Como es el caso de un joven autor ecuatoriano que realizó una antología de cuentos latinoamericanos y quien aseguró en una conferencia que eligió a algunos de ellos por tener un estilo muy parecido al de de Bolaño. También está el caso de una novel escritora colombiana, quien dijo en un taller que a Bolaño lo consideraba un “verdadero escritor latinoamericano”, porque dejaba de lado los “regionalismos” y tenía una visión más “universal”, pues ubicaba a sus personajes, que no son necesariamente latinos, en otros países. Lo curioso es que también admiraba a John Kennedy Toole, quien no dejó que su conocido personaje Ignatius Reily saliera de Nueva Orleans.

La obra de Bolaño en sí destaca por una magnífica limpieza en su redacción y una prolífica imaginación. Esta cualidad se observa en sus obras más determinantes Los detectives salvajes y 2666, pues en ellas relata una historia que sirve de punto de coincidencia de muchas otras. Tal vez pudo haber publicado estos relatos por separado, pero por alguna razón no lo hizo. Quizá quería imponer un estilo de novela, pero esto lo devaluaría, pues no sería un autor original, pues ese recurso ya había sido utilizado anteriormente, como por ejemplo Víctor Hugo en Los miserables.

En una conversación, no hace mucho tiempo, un joven autor peruano dijo que el mito de Bolaño nace de su enorme compromiso con la literatura y al impacto que había causado entre los escritores su novela Los detectives salvajes, pues era “rabiosamente autobiográfica”. Independientemente de que lo sea o no, en general, en las novelas de Bolaño encontramos elementos comunes que nos muestran cosas que le angustiaban. Por ejemplo, es común que muestre en sus historias la forma de manutención de sus personajes, como si de esta manera éstos ya no tuvieran más que preocuparse por lo que les sucedía. También tenía un gusto personal por mostrar estereotipos de los diferentes países que conocía, como Chile, México y los de Europa Occidental. Claro ejemplo de ello aparece en un pasaje de 2666 cuando relata que un par de críticos literarios, uno francés y otro español, le hacen el amor a una crítica inglesa. Ambos logran complacerla con el mismo ímpetu, sólo que el francés en una sesión larga, mientras que el español necesitaba dos o tres orgasmos para conseguirlo.

Pero más allá de su obra, Bolaño sigue alimentando el mito a través de lo que sucede con sus libros después de fallecido. Primero fue la publicación de 2666 de forma póstuma, la cual recibió importantes premios, como el de los libreros de España o el Salambó. Ahora aparece El Tercer Reich, pero no es sólo eso, sino que de la mano de Andrew Wylie, lo que significa el final de la relación con la agencia de Carmen Balcells, quien en una conversación con Jorge Herralde, publicada en la revista Vanity Fair de noviembre de 2008, confiesa que es algo que le ha enfadado bastante. Por ahora no se sabe qué razones tuvo Carolina López, viuda de Bolaño, para tomar esta decisión. En estos momentos sólo se sabe que Wylie ya estuvo en Barcelona para hablar con Herralde sobre la gestión sobre los derechos de la obra de Bolaño**.

El mito de Bolaño ha llegado a tal grado, que incluso sus principales seguidores lo encuentran en todo lo que se escribe en la actualidad: en un chat organizado por el diario español El País desde la Feria del Libro de Guadalajara, el escritor mexicano Juan Villoro tuvo que responder en un par de ocasiones que su última obra, El libro salvaje, no tenía nada que ver con Bolaño, ni con la obra de éste. Como si la palabra ‘salvaje’ ya fuera propiedad exclusiva de la obra del chileno.

Parece que Bolaño se ha convertido en un personaje de sus libros: un escritor un tanto desconocido y que se mantiene vigente gracias a nuevos descubrimientos en su obra, lo que alimenta el mito en sus seguidores, como es el caso de Benno Von Archimboldi en 2666. Sin duda, el mejor libro de Roberto Bolaño es el que escribió con su vida.

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* El Periódico de Catalunya. “Wylie visita Barcelona para negociar el legado de Bolaño”. 17 de noviembre de 2008.