viernes, 6 de febrero de 2009

Dos mundos

Como cada mañana, Amelia se levanta antes de que salga el sol para caminar decenas de kilómetros para ir a la escuela. Recorre su camino con la misma ilusión de todos los días. A miles de kilómetros de distancia un ejecutivo ve cómo la Bolsa se derrumba y con ella el mundo que él ha ayudado a construir.

Entre ambas personas existe un abismo en cuanto a la percepción del mundo en el que viven. Sin darse cuenta la niña observa que lo que le rodea, al igual que ella todos los días, se mueve y se transforma a cada paso de camino a la escuela, lo que le da una esperanza de que un día su ruta será distinta. El ejecutivo, por su parte, ha vivido la dicha de un mundo que le redituado importantes beneficios económicos, los que considera la causa de sus mayores alegrías. Es decir, vive en un mundo casi perfecto.

La historia ha revelado que el mundo ha cambiado a base de procesos, no de modelos. La crisis económica actual lo ha demostrado en toda su dimensión. El politólogo Francis Fukuyama afirmó que con la caída del Muro de Berlín, la historia de la humanidad llegaba a su fin y se implantaba por siempre el liberalismo económico. Hoy es evidente que estaba equivocado.

En este sentido, el periodista Lluis Foix, en su blog de La Vanguardia, afirma que al capitalismo “no lo ha derribado nadie. Ha caído por su propio peso porque no se han observado las reglas y porque el principal objetivo era el beneficio sin pensar en la sociedad ni en el equilibrio social”.

Año con año, el Foro Económico de Davos se había convertido en el paradigma de la defensa del neoliberalismo. De él surgían las nuevas ideas para continuar con un modelo que se ha colapsado. En su versión del 2009, además de la ausencia de varios presidentes, también escasearon las propuestas.

Para el político Miquel Roca, en su columna del periódico La Vanguardia del pasado 3 de febrero, dice que “sería realmente positivo que los analistas de un éxito que nunca llegó, en vez de profetizar sobre el fracaso que no previeron, declararan simplemente que se equivocaron. Esto les daría grandeza y, lo que es más importante, un margen de credibilidad”.

De algún modo, los asistentes en Davos cambiaron de tono durante el evento en comparación con años anteriores. Se acabó la época de hablar sólo de beneficios y empezaron a destacar las palabras dignidad, generosidad y solidaridad.

El cambio en el discurso del foro de Davos es plausible, sin embargo, lo que el mundo necesita en estos momentos son ideas y propuestas. Lo mismo piden los fundadores del Foro Social Mundial, que cumple su noveno año de vida, los cuales no niegan que el último foro realizado en la ciudad brasileña de Belem, se convirtió en un festejo del fin del neoliberalismo, pero que sobre todo fue, nuevamente, un semillero de ideas que deben ser tomadas en cuenta, pues están convencidos de que ese ideal de que “otro mundo es posible” ha pasado a convertirse en una necesidad.

Miquel Roca es de la misma idea, pues afirma que “necesitamos ideas positivas e ilusionantes. Con la crisis no termina el mundo; Davos quizá sí, pero el mundo no. Olvidemos los dimes y diretes, los chascarrillos y la picaresca. ¡Que vuelvan las ideas!”.

Es cierto, tal vez la crisis económica actual es una de las mayores oportunidades para cambiar el mundo. Si una parte de él calla impotente ante su propia creación, es el momento de escuchar nuevas ideas que den lugar a respuestas prácticas. Es decir, que tal vez el nuevo concepto de utopía es, ahora sí, llevarla a cabo.

El mundo se transforma a partir de procesos, porque el mundo está habitado y manejado por seres humanos y, por lo tanto, un sistema o un modelo económico tenderán a desaparecer por la misma capacidad irrenunciable de las personas a equivocarse. Amelia lo sabe, porque su mundo no es ideal, pero sabe que su esfuerzo la encamina y le permite colaborar en la mejora del mismo. Y el ejecutivo hoy se da cuenta de que nada es para siempre y que sus conocimientos y su esfuerzo será necesario para crear otra vez riqueza... y repartirla.
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Autor: carlos lópez-aguirre. Publicado en http://www.educacionsinfronteras.org/ con el título “Davos, el reflejo de dos mundos”. Febrero, 2009

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