miércoles, 1 de octubre de 2008

68

Desde hace meses pensaba escribir algo sobre el 68, pero cada vez que lo intentaba lo único que surgía era un texto académico y aburrido que nada tenía que ver con este año mítico.

Ante esta situación he decidido escribir estas pocas líneas donde quiero expresar mi fascinación y mi admiración por aquellos jóvenes que levantaron la voz. Jóvenes que nunca habían vivido una guerra, quisieron hacer una revolución, pero no como las de antes, sino una donde prevaleciera la inteligencia del corazón: con sueños e imaginación. Ese fue el motor de su efervescencia y, tal vez, la causa de su propio fin.



Estoy convencido que hechos como los de 1968 no volverán repetirse con la misma naturalidad y frescura. Pero es importante seguir manteniendo vivo tanto el recuerdo como el espíritu de aquellos días. No olvidemos a aquellos jóvenes de México, París y Praga que levantaron la voz ante el autoritarismo, el despotismo y el totalitarismo que cada día se hace más patente en estos tiempos con otros rostros y otras máscaras.

Mucha tinta se ha derramado este año, en que se conmemora el 40 aniversario, para analizar los movimientos sociales de 1968. No ha habido una conclusión rotunda sobre si fue un año de victorias o de derrotas. Nadie ha sabido responder por qué todos aquellos hechos se sucedieron en un solo año y sin tener nada que ver uno con el otro.



Lo cierto es que no existieron logros políticos reales, pero el mundo cambió después del año 68. Los jóvenes comenzaron a ser parte de la sociedad; las universidades comenzaron a ser vistas como viveros de gente con ideas (y llevarlas a cabo), así que empezaron a ser consideradas peligrosas (¿cuántos políticos en el mundo suelen visitar universidades?); la mujer inició el camino hacia una liberación que hasta el día de hoy no ha culminado; el arte enloqueció y la moda enloquecía.

Un recuerdo para todos aquellos jóvenes que marcharon, por todos los que levantaron la voz, por aquellos que retaron a la autoridad, por los que soñaron y terminaron viviendo y por todos aquellos que cayeron.



El 68, verdaderamente, no se olvida.

P.D. Este 2 de octubre todos con el corazón en Tlatelolco.

1 comentario:

ZAS dijo...

Siempre serán admirables todos aquellos que defienden públicamente lo que piensan. Admirables porque no son muchos, porque son valientes y porque saben lo que quieren.