jueves, 4 de septiembre de 2008

Obsesión educativa

Desde hace varios años tengo una obsesión y la última columna de la escritora Almudena Grandes en El País Semanal la volvió a despertar. En ella, Grandes relata cómo el pueblo de Rota, Cádiz, prefiere hacer una placa desagravio a la Inmaculada o convertir el Jesús Nazareno de la iglesia “el señor de Rota”, y no dedicar ningún tipo de reconocimiento a José Tirado Franco, ni a Jósé Garrido Moreno. ¿Qué quiénes fueron ellos? Dos vecinos de Rota que su profesión los condenó a muerte. Eran profesores. En la partida de defunción de Tirado Franco dice que la causa de la muerte fue “maestro de ideas avanzadas”. Por su parte, Garrido Moreno, se dedicaba a recorrer los pueblos para dar clase a los niños que no podían acercarse a la escuela de la ciudad.

Ahora acabo de leer otro artículo. Este publicado en el periódico El Tiempo de Colombia. En él hablan del profesor Luis Soriano Bohórquez, nacido en la ciudad de Santa Marta, Colombia. Licenciado en Español y Literatura. Un buen día Soriano quedó desempleado, pero su vocación no impidió que primero pusiera una biblioteca en su casa, la cual permanecía abierta de 2 a 5, después la gente debía tocar la puerta, pero siempre podía llevarse prestado un libro a cualquier hora.

Poco tiempo después, Soriano se dio cuenta que los niños de los pueblos más alejados y remotos, sabían los que era el trabajo, pero no tenían idea de cómo se agarraba un libro. Así que decidió que su biblioteca tendría ahora cuatro patas, pelo y comería hierba. Así nació el Biblioburro.

Después de varios años. Diversas ONG’s y medios de comunicación le han prestado su apoyo recolectando libros y consiguiendo dinero para construir la biblioteca entre la selva con la que siempre ha soñado el profesor Soriano, aunque está convencido de que nunca dejará de utilizar el Biblioburro para llevar el conocimiento a los lugares más remotos de su provincia.

Como dije desde el principio, estos ejemplos volvieron a despertar mi obsesión en el poco reconocimiento que reciben los profesores por la labor que realizan y en la importancia que tiene la educación en el desarrollo de la sociedad.

Aunque si bien es cierto, la educación en casa es vital para cualquier niño, los nuevos tiempos obligan a que la sociedad exija un sistema educativo que permita el pleno desarrollo mental y físico de cualquier niño y joven. Los primeros años son importantes para sentar las bases, los niveles medios para impulsar la vocación de cada joven y la universidad siempre debe ser Universidad, con su libertad de cátedra y de pensamiento.

Por su parte, los profesores deben contar con la preparación adecuada y los medios necesarios para cumplir con su misión. Pero si no cuentan con ellos, todo parece indicar que aquellos que tienen la vocación para la enseñanza, se lad arreglan para conseguirlo, tal y como nos lo demostraron los maestros Tirado, Garrido, Soriano y muchos otros anónimos que cambian al mundo en cada clase.

1 comentario:

ZAS dijo...

Creo que todos recordamos con especial cariño a aquel profesor o aquella profesora que marcó huella en nuestras vidas.

Por lo general, estas personas -además de impartir su cátedra- nos daban charlas sobre cómo ser mejores personas o nos hacían reír y llorar con sus anécdotas de vida.

Dedicaban más de sus horas de trabajo a conversar con nosotros, a escuchar nuestras historias y a comprender la edad que estábamos atravesando para darnos consejos.

Más que profesores, maestros.